domingo, 1 de noviembre de 2009



Vivencias, sentimientos, recuerdos, fotografias destrozadas de madrugada, como cabello olvidado al fondo del tren, lanzadas al viento como suspiro humedo se atraviezan en la garganta como un hueso antiguo, como antiguo clavo oxidado y por necesidad de sacarme el clavo... escribo... por urgente necesidad mental de perderme en mi propio laberinto
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EL CRAZY GLUE [*]
[*] Cualquier semejanza de los personajes de este relato con alguna persona real o imaginaria es pura coincidencia. No obstante hay que considerar que muchas veces la imaginación se copia de la realidad.
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Noche agitada. Ron, cigarrillos, sexo, música ensordecedora, chicas que suben y bajan del mostrador y/o suben y bajan del tubo o en el escenario… es igual. Deslumbrantes diosas de ébano, trigueñas, chinas, blanquitas, morenas, japonesas, bañadas en sudor.

Sobre sus cuerpos como pedazos de espejos, se reflejan los ojos de Guilo y sus dos amigos Lucho y Dante. Ellos en primera fila, con sus infaltables botellas que ya son parte de sus brazos, con un ramillete de billetes en algunas de sus manos van cubriendo a sus ocasionales bailarinas billete tras billete como vieja piel de saurios amables.
Noche de parranda, sábado social, tocar con un dedo el cielo en la hora más alta de la madrugada. Cantar todas las canciones sin garganta, sin voz, sin memoria, sin que falte una.Por momentos uno de ellos desaparece detrás de la cortina del fondo con una chica del brazo y vuelve a aparecer después de una o media hora, sudoroso, sin corbata, con una sonrisa derretida en el rostro.El reloj de pulsera y el pecho revientan de tiempo y de cansancio. Las piernas se mueven, trapos al viento. El regreso a casa es urgente y necesario…

Los brazos de Guilo no pueden mas, caen sobre el piso como toallas mojadas, sus ojos como bolas de billar ruedan chocando entre las paredes de la calle. Donde quedaron ellos. ¿Donde está Dante o Lucho? No recuerda. Tal vez en la barra, en la ultima silla, o sobre el cuerpo de la chinita con tatuaje en el muslo... Eso no interesa. Regresar a casa como soldado en derrota antes de navidad, con el rifle cansado, con muchos tragos disparados en el cerebro… un beso especial y con silenciador disparado románticamente en el centro del pecho... como soldado en derrota… pero esta vez, deseoso de ganar la casa, de ganar la cama, pero no encontrar a nadie en ella. Encontrarla vacía, fresca, sabanas blancas…… Lanzarse desde lo alto de su estatura. Lanzarse hasta la profundidad más oscura del sueno y dormir…dormir sin límite… sin tiempo… Abandonarse hasta lo más oscuro del sueño y dejar el agotamiento como vieja cáscara de piel sobre las sabanas y dormir… dormir… dormir…eso lo que piensa Guilo en las profundidades de su cerebro, mientras se dirige tambaleante a su casa.
Sin sonar las llaves, detiene la respiración, desea parar el corazón, no debe existir ningún ruido -piensa-.
Abre la puerta despacio. Al fondo de la sala se divisa una lucecita roja muy pequeñita. De pronto misteriosamente se enciende la luz iluminándolo todo.
- Pero no… esto no puede ser.- Piensa, entre el humo de su cerebro y las burbujas de la última cerveza
- Esto no puede ser posible –se repite –Pero es cierto., allí esta su esposa Linda,… esperándolo. Sentada en la sala, en el mismo sillón de cada quincena, terminando de fumarse el cigarrillo numero 17 de la noche.
Ella sospecha de Guilo muchas cosas que no ha podido constatar, no tiene pruebas de su infidelidad, no tiene nada… Nada de nada… solo sospechas, ideas… fantasías, imaginaciones fútiles de telenovela que según Guilo, son pensamientos retorcidos importados de la televisión o copiados de sus amigas chismosas del Barrio de 145 street de Saint Nicolás.
Guilo se detiene tambaleante, observándola. Si ella suspirara, el aire lo arrojaría por el suelo y caería como el último cabello de un calvo.
La mira entre sus ojos de chino cansado y dice bajito– ¡ - Oh my God! Son dos Lindas. No puede ser. El trago me esta jugando pasadas- se repite silencioso.
Y allí esta, Guilo, borracho como cada quincena, a las 4.35 de la madrugada. Si no fuera por su saco con doble forro y su pantalón de paño marrón, caería como cae una pelusa sobre el saco de un cargador de ataúdes en funeral. Y ahora, no sabiendo a cual de las Lindas mirar, se acomoda los cabellos tratando de guardar la compostura y la imagen de gran señor. Se arregla la corbata con nudo Wilson que a esta hora de la madrugada mas parece la soga de un ahorcado.
La escena se desarrolla en lo habitual, en lo de siempre, en lo de cada quincena…Ella… sentada, insomne, impertérrita, sin el maquillaje oficinesco de las mañanas, con los brazos faraónicamente cruzados sobre su pecho plano, ruleros al ristre, mostrando sus uñas recién hechas, bata rosada transparente hasta los muslos, codos untados con una crema suavizante amarillento/verdosa, cara cubierta con una sustancia blanca cremosa, sobre los parpados un liquido blanquecino brillante con olor a verduras, en la papada a modo de una crema de cake de cumpleaños tiene untada una secreción verdosa amarillenta con olor a pepino agrio. Sus dientes muerden furiosamente su cigarrillo número 17, amanecido.
Sentada, impertérrita, como soldado en una de las puertas de la ciudad de Tebas por las que nunca ingresaría ningún romano. Estaba esperándolo. Esperándolo con su imagen de chiqui/vieja. Esperándolo como cada quincena, como cada 30 días, como cada 45 días, como cada 60, es decir esperándolo desde siempre…-
-! Hola amor!Fue lo único que le salio de la garganta a Guilo…
Luego, intentando una voz romanticona y amorosa a lo Leonardo Fabio, dijo:
- No me preguntes amor donde estuve, lo importante es que llegue a tus brazos sano y salvo y…Nuestro improvisado canta/autor fue cortado con el consabido, súbito y nada romántico:
-¿Donde estuviste carajo?
-Tu sabes amor… el trabajo... las deudas… mis obligaciones… mi jefe que es un borracho, cuando comienza a beber se vuelve muy exogente…, quiero decir exigente, exigente… eso…tu sabes…-- Esa letra ya me la conozco de memoria
–contesto Linda- aunque sea ponle música…
-Ya ves mujer.
Contesto Guilo –tratando de dirigir su mirada hacia ella ya que de manera descontrolada sus ojos se le iban hacia el techo de la sala. Y acomodándose la corbata de extraño nudo Wilson le refuta.
-Yo cansado y agonizante, después de matarme trabajando hasta esta hora y tu quieres divertirte, ponle música, ponle música… me dices… a esa letra ponle música… a estas horas de la madrugada deseas cantar… tu no tienes consideración, no la tienes…
Guilo tambaleante se dirige hacia el dormitorio. Ve la cama como una piscina enorme. Ella lo sigue de cerca.
- Échate a dormir borracho… le grita fuera de si -por que eso es lo que eres, un alcohólico. Debes de ir a Alcohólicos Anónimos, borracho de mierda, perdido, adicto, alcohólico…

Dijo Linda casi perdiendo la paciencia.
- A alcohólicos Anónimos- contesto Guilo balbuceante tirado en su cama como un trapo mojado.
- Anda mujer… no me hables de esos tipejos, no te das cuenta que no son siquiera valientes para dar la cara, la cobardía les corre por las venas… ellos son alcohólicos anónimos sin embargo yo soy un borracho publico, esa es la diferencia, yo soy mas valiente que ellos… mas sincero que ellos… que ellos… que e…
Las últimas palabras sonaban como eco… y sin pronunciar la última silaba, Guilo se quedo profundamente dormido, con los zapatos puestos y su corbata con el nudo Wilson que simulaba ser la soga del ahorcado antes de exhalar el último suspiro. Linda se encargo de desvestirlo. Le saco como infinitas veces los zapatos mocasines marrones, la camisa blanca impecable ahora matizada con múltiples manchas de colores. Con dificultad la corbata blanca-azulado-marrón, pero al colgar el saco beige en el closet, vio algo abultado que sobresalía del bolsillo izquierdo, introdujo la mano y palpo algo suave, luego saco lentamente dicho objeto terso y delicado y allí estaba, frente a ella la evidencia, la prueba que espero por siglos: un panty color rojo rodeado con elásticos negros. Ella ausculto la pequeña prenda íntima usada cual una entomóloga acuciosa. Luego una electricidad recorrió su cuerpo, disparándole a Guilo una mirada en pleno rostro. Quiso clavarle el cuchillo de cortar pescado en pleno pecho, arrojarle una olla de agua hervida sobre su cuerpo desnudo y pálido de gusano, cortarle el pene como hot dog para salchipapa, pero para ella eso era poca cosa. Fue a la cocina, bebió un sorbo de agua para calmarse. Se sentó al borde la cama y pensó… pensó… pensó… se levanto, se paseo por el apartamento… y de pronto su rostro tomo una extraña forma, sus ojos se le iluminaron de una rara llamita amarillorojacea, y de su garganta mas que voz se escucho un eco que decía
-¡Ahora me vas a conocer cretino!...

Se dirigió al closet y empezó a buscar algo en sus pequeños cajones. Una sonrisa ilumino nuevamente su rostro al encontrar lo que buscaba y lentamente se dirigió a la cama donde dormía el imperturbable Guilo…

A eso de las seis y diez de la mañana, se despertó Guilo consumido por esa insaciable sed de todo borracho. Deseaba beberse todo el lago Titicaca, y ni aun así lograría satisfacerse. Desnudo, solo con su cicatriz en el hombro izquierdo, recuerdo del perro de la cabezona Gladys, a modo de insignia de boy scout se dirigió con paso vacilante a la cocina. Camino con sumo cuidado no deseaba despertar a su amada Linda quien dormía placidamente en el sofá de la sala. Mientras más se acercaba a la nevera mas se alejaban los ronquidos románticos de Linda, conocida como la francesita. Abrió la nevera cautelosamente, la luz ilumino de manera pausada el poco espacio de la cocina descubriendo las uñas semilargas del pie derecho de Guilo. Y allí estaba en el fondo una jarra de limonada helada con cubitos de hielo flotando en su superficie. A su costado, botella verde y grande de Sprite, mas al fondo les hacia compañía de manera fraterna una botella de cerveza marca Pilsen Callao, granizada, cubierta con el frío del hielo. Guilo vacilo un instante, en su cerebro aun burbujeante pensó que era una alucinación, una bendición del cielo. Pero no, allí estaban. ¿Cual de las tres elegiría, para calmar esa sed monstruosa que le quemaba hasta la memoria? Pensó que la cerveza Pilsen Callao era la mejor propuesta, después tomaría cualquier otra bebida si no saciaba esa sed mefistofélica que lo quemaba. Solo demoro segundos, la decisión estaba tomada. Guilo ya tenía la botella de cerveza entre sus manos. Destapo la chapa con los dientes, coloco la boca de la botella dentro de la suya, como beso insaciable de amantes y el líquido se descolgó por su garganta como rodando desde lo alto de una escalera, burbujeándole el cerebro… bebió su cerveza hasta que la concluyo. Bajo la botella. Un eructo tierno con voz de charro amanecido le salio de su garganta agrietada. Después, una corriente fresca le recorrió la espalda, desde el cuello hasta donde la cintura cambia de nombre. Pero no se sentía satisfecho, le faltaba mas, su sed era insaciable. Sed de camello veraniego al medio día.Volvió a abrir la nevera y allí estaba, la botella de Sprite esperándolo, como su amante de turno, helada y burbujeante… no vacilo, la cogió por el cuello, como pato de chifa. Destapo la chapa con los dientes y en segundos el contenido de la botella ya estaba en los rincones de esa parte del cuerpo que se llama estomago. Al sentirse satisfecho, descanso la botella en el piso, se acaricio la barriga y suspiro satisfecho. Luego un eructo se le escurrió entre sus labios tiernos de borracho. Cerró la nevera. Se acaricio suavemente los testículos, se los contó para comprobar si estaban completos, y ya había tomado rumbo a su cama cuando de pronto esas ganas de orinar inoportunas que interfieren súbitamente entre el placer y el deber lo sacaron su de sus inconclusas intenciones. Se dirigió con paso desnudo y tambaleante al baño y dijo entre dientes, es hora de darle la mano a mi mejor amigo.
Vacilante en su caminar, pero decidido con sus fisiológicas intenciones ingreso al baño. Se coloco frente al toilette: testigo mudo y sufriente de sus celebres batallas con el estreñimiento, se concentro, cerro los ojos, soltó las piernas, abandono el cuerpo y descargó el chorro de orina con un quejido que haría temblar al mas psicópata del barrio. Guilo, espero escuchar con los ojos cerrados el melodioso y agradable sonido de su orina al caer al fondo del toilette. Espero y espero y… nada… Pasaron como 20 segundos que a Guilo le parecieron 20 horas. Abrió nuevamente los ojos, se concentro y apunto nuevamente al centro de la toilette, y se abandono nuevamente a los brazos del placer de todos aquellos que orinan después de 30, 40 o 50 cervezas… espero escuchar su chorro grueso, fuerte y viril… espero, pujo, empujo, repujo y nada. Solo un pedo indiscreto y desafinado se escucho a su espalda pero eso no era lo que deseaba…. Deseaba orinar.. orinar como los hombres, como los perros o como cualquier ser que desea simplemente orinar…Pero el esperado, añorado, sonoro y bien amado chorro no salio.
¿Que estaba sucediendo? Volvió a concentrarse, pujo y empujo y nada. La cerveza y el Sprite ya estaban mas abajo del estomago en alguna parte de su uretra sabatina… informándole de manera formal e informal que deseaban salir… era necesario orinar… era urgente… Bajo la vista al sentir que en su mano derecha su pene se iba hinchando como globo de niño en Año Nuevo.
- ¿Que es esto? Se pregunto aterrorizado.

Su pene –antiguo héroe de incansables batallas- estaba ahora desconocido. Parecía un buche de pavo, hinchado, venoso y amoratado a punto de reventar. Y lo peor: su orina no salía.
Las piernas le comenzaron a temblar. Un sudor frío le lavo la cara y le enjuago el cabello. Sentía que su pene iba a reventar. Un dolor le invadió desde la entrepierna hasta la altura de la nuca. El sudor ahora le corría por la espalda y las piernas le temblaban como perro chino en madrugada.
- Lindaaaaaaaa,-
Grito desesperado con los ojos desorbitados.
- Lindita por favor-
Repitió esta vez más tierno y dulce que diabético comiendo chocolate.
- ¿Amor que me esta sucediendo? Fíjate como tengo mi calembo, esta a punto de reventar y no puedo orinar… me estoy muriendo… llama por favor al 911…a la ambulciaa..popoliciaa, bomberoos... amor me muero… me muero…. Me muerooooooo…
Ella lo observaba tranquila y sonriente recostada en el umbral de la puerta del baño, en tanto se quitaba la crema con una toallita klennex. Mientras Guilol con manos temblorosas y húmedas acariciaba su preciado instrumento.
- ¿Donde estuviste anoche amor?-
Le pregunto Linda con voz sensual sacada de las telenovelas.
- Eso que importa Linda, por Dios, me estoy muriendo… mas tarde conversamos… llama a los bomberos, al medico, a la farmacia de turno, a la policía, al 911, al 920 o a cualquier numero que quieras… pero haz algo, que me ayuden…. Me muero… me muerooooooo… -
Linda camino hacia la sala de manera despreocupada y sensual contorneando las caderas.
-Donde estuviste anoche?
Repregunto Linda, esta vez con tono mas fuerte, Su voz cual aguja le ingreso a Guilo por el occipucio.
- Te lo digo por ultima vez amor… he estado con mi jefe preparando un caso para presentar a la corte era un caso muy delicado, mezclado con traficantes de drogas y gente del Dr. Montesinos, tu que trabajas para Elian en el Gobierno, sabes amor….pero eso no importa mi amor… tienes que ayudarme…
Su argumento ingenuo de boy scout fue cortado por la voz aun más fuerte de Linda que con las venas hinchadas del cuello grito:
- ¿Donde hasta estado anoche sabandija?, resulta, que he encontrado un panti rojo recién usado en el bolsillo de tu saco beige…
- Debe de ser una de las bromas que suelen jugarme los compañeros de trabajo amor….
-Muérete entonces…
Grito Linda y se dirigió rauda al baño y cerro de un portazo. Una vez adentro le grito,
- A ver como le haces para orinar pues te he puesto Crazy Glu en la punta de tu calembo…
-Nooo, grito Guilo… voy a reventar…. me voy a morir…. Ese Crazy Glu es una goma que pega hasta el fierro… No puedes hacerme esto, Mi calembo, es el único que tengo… ayyyyy mi calembito…
Desesperado Guilo cogió una toalla celeste, cubrió su cuerpo flaco y pálido y salio a la calle en busca de ayuda. El amanecer de invierno estaba más oscuro que negro desnudo. A lo lejos se aproximaba un taxi amarillo. Al acercarse, Guilo se lanzo sobre el para que se detuviese, y el chofer creyendo tal vez que era uno de los tantos borrachos de fin de semana, o un mendigo, siguió con rumbo desconocido…Detrás del taxi se escuchaba la voz de Guilo gritando,
-Detente mal nacido, esto es grave, voy a reventar, me muero, no puedo orinar, me muero….
En el apartamento Linda miraba entre sus manos el panty que había encontrado en el bolsillo del saco y se dijo…
- Tal vez me quede bien uno así… pueda ser que mañana me compre uno-.
Se dirigió al depósito de basura en la cocina y lo lanzo al fondo. Camino luego hacia su cama y dijo entre dientes…
- Dios perdono el pecado pero no el escándalo…
Después de breves minutos, los ronquidos de Linda rasgaban como una uña, la soledad y el silencio de su habitación.
En la calle, en la vereda del frente reposaba sobre el pavimento una toalla celeste. A lo lejos alguien corría con rumbo desconocido lanzando gritos que no se entendían.

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